martes, 29 de septiembre de 2015

50 años de la TV: De vocera de la dictadura al desafío digital

El fundador de la TV paraguaya, Carlos Morínigo Delgado, recibe un diploma por su tarea pionera.
El primer canal nació como empresa privada, el 29 de setiembre de 1965, apadrinado por el hijo del dictador. Hasta la caída del régimen, en 1989, no tuvo espacios para voces críticas. Con medio siglo de memoria audiovisual atesorada, hoy ofrece diversidad de propuestas con la necesidad de evolucionar al formato digital y responder mejor a los nuevos desafíos de la sociedad paraguaya.

#CrónicasDeLaMemoria

Por Andrés Colmán Gutierrez –@andrescolman

Una leyenda en el medio periodístico televisivo sostiene que fue un episodio vergonzoso, vivido por el dictador Alfredo Stroessner con su colega brasileño, Humberto Castelo Branco, en uno de los actos previos para definir la construcción de la represa de Itaipú, el que decidió la creación de la televisión paraguaya.
Según la versión, durante el encuentro había varias cámaras filmando la escena, y en un momento dado, el presidente brasileño le preguntó a Stroessner: "¿Esto saldrá en la televisión del Estado paraguayo?".
El dictador paraguayo respondió que sí, con un gesto incómodo, sin animarse a reconocer que el Paraguay no tenía aún un solo canal televisivo.
Siempre según esta versión, apenas culminada la ceremonia, se puso en contacto con un empresario amigo suyo, Carlos Morínigo Delgado, y le encargó que inicie las gestiones para montar el primer canal de televisión en el país.
Aníbal Orué Pozo, docente e investigador en temas de comunicación, destaca que la estrategia del dictador Stroessner y sus colaboradores fue crear un canal televisivo como una empresa privada, pero controlada por el régimen.
"Es importante destacar que la televisión en Paraguay no fue iniciativa de y desde el Estado; a diferencia de algunos países de América Latina, desde un inicio estuvo en manos de la empresa privada, uno de los puntales del stronismo", sostiene.
Para ello, Stroessner recurrió a la figura de Carlos Morínigo Delgado, quien en 1961 era presidente del Centro de Importadores del Paraguay, una entidad que mantenía mucho prestigio y que incluso tenía cierta pluralidad política en su comisión directiva. Morínigo Delgado era primo de Ligia Mora Delgado, la esposa del dictador.
"Es importante entender todo el proceso de constitución y emergencia de la televisión en Paraguay, como otro de los tantos momentos de sectores empresariales negociando y asociados al poder político –en este caso Stroessner– para el desarrollo y emergencia de una industria cultural en el país", destaca Orué Pozo.  

"Nadie tenía un televisor en el país"

En realidad, Morínigo Delgado llevaba años insistiéndole a Stroessner y sus colaboradores sobre la necesidad de instalar un canal de televisión en el Paraguay, pero no le hacían mucho caso, hasta que se produjo el reclamo del mandatario brasileño.
María José Morínigo, nieta del pionero empresario televisivo, recuerda que "sus amigos y parientes lo tildaban de loco, cuando él comentaba que quería traer la televisión al Paraguay".
"Obvio, en esa época nadie tenía un televisor en todo el país. Por más que traiga la TV, ¿quién lo vería? Por más que le hablen y que traten de convencerlo de que no lo haga, él igual viajó a Alemania, a Francia, a Argentina e investigó, trajo gente de allá, preparo gente acá. Hizo realidad su sueño", destaca María José.
La historia oficial sobre los inicios de la televisión paraguaya difiere un poco de la que cuentan otros investigadores. La versión del Sistema Nacional de Televisión, actual empresa que continúa a aquella pionera Canal 9 TV Cerro Corá, señala que fue una iniciativa privada, armada por un grupo  de empresarios, sin mencionar ninguna injerencia política de la dictadura stronista.
Estudio de Tele 9 Club, uno de los primeros programas de la TV paraguaya.
Arístides Ortiz, periodista e investigador, sostiene, sin embargo, que el canal se montó directamente con la intervención del hijo del dictador, el coronel Gustavo Stroessner, a quien en la práctica muchos consideraban el verdadero propietario, junto con el secretario de Stroessner, Mario Abdo Benítez, "con las fáciles exenciones fiscales y el apoyo del Estado stronista".
Otro hombre fuerte de la directiva del primer canal fue Ángel Peralta Arellano, quien fue el primer secretario de Stroessner cuando el mismo asumió el Gobierno en 1954.
"Bajo la protección de Stroessner, se constituye la empresa en el año 1963, siendo presidente de la misma, Carlos Morínigo Delgado", coincide Aníbal Orué Pozo.

Las primeras transmisiones

A las 19.00 del 29 de setiembre de 1969, Canal 9 TV Cerro Corá inició su emisión, con señal en blanco y negro, desde un precario estudio instalado en el edificio del Instituto de Previsión Social (IPS), en las calles Pettirossi y Constitución.
El primer estudio estaba ubicado en un diminuto pasillo, donde también estaban el transmisor y la antena, instalados por técnicos contratados de la Argentina, quienes formaron al personal paraguayo.
Ricardo Sanabria fue el primer presentador que irrumpió en un centenar de hogares, que habían adquirido los novedosos y enormes primeros televisores.
El primer programa, presentado por Sanabria, era el acto de inauguración del canal, al cual asistió el propio presidente Alfredo Stroessner. Enseguida se emitió el primer material grabado, un documental sobre "los beneficios que trae la televisión", narrado por el locutor Rodolfo Schaerer Peralta.
Fuera de cámaras, las primeras voces que se oyeron fueron la del propio Carlos Morínigo y de Edith Victoria Ruiz Díaz, una joven locutora que entonces tenía solo 16 años. Luego se agregaron al plantel Carmen Díaz Fares de Sanabria, Pablo R. Benítez, Vidalida Cristaldo de Delgado y Édgar Von Lucken.
Cuando comenzaron las primeras trasmisiones, que eran de 2 horas al día, la pasión del principal directivo de Canal 9, Carlos Morínigo Delgado, "era recorrer las calles de Asunción y ver que en una casa de cada barrio había un televisor y que la gente que lo tenía, -porque eran pocas familias las que en ese entonces podían tener un televisor- lo quitaban a la calle y todo ese barrio se reunía para ver esas dos horas de transmisión. A él le encantaba ver a la familia reunida. Él con eso era muy feliz", recuerda su nieta, María José Morínigo.
Siete meses después, en abril de 1966, el estudio de transmisión se amplió, mudándose del pasillo de la azotea a una sala en  el séptimo piso del edificio.
El canal producía un noticiero de cinco minutos diarios, donde solo se leían noticias ante cámaras, hasta que se agregaron dos producciones que se volverían legendarias: Sucesos Paraguayos, realizado por Prisciliano Sandoval, y Paraguay al día, de Alfredo Lacasa Arellano, que incluían reportes filmados en celuloide súper 8, principalmente de actos oficiales.

Bat Masterson, Los Acuanautas, Lassie y Los Picapiedra, fueron algunas de las primeras series extranjeras, que pronto despertaron la pasión de los televidentes.
Entre los primeros programas nacionales se destacó el Tele Nueve Club, dedicado a los niños, con la conducción de Edith Victoria.
El Show de Jacinto Herrera con el popular actor que triunfaba en Argentina; los Jueves de Gala con Mercedes Jané y Mario Prono; Buscando la letra con Carmen Maida y Rodolfo Schaerer Peralta, fueron algunos de los programas más populares. Posteriormente se iniciaría el noticiero nocturno Hora 20, conducido por Héctor Velázquez y Susana Ibáñez Rojas.
En 1966 se transmitió la primera "telenovela en  vivo", en realidad una obra de teatro televisada,Una noche en familia, con Mario Prono, Mercedes y Stella Marys Jané y Luis D'Oliveira, quien entonces tenía solo doce años de edad.
En 1978, se realizan las primeras transmisiones de imagen en color con los partidos del Mundial de Fútbol de la Argentina, época en que se inaugura la Estación Terrena de la Antelco, en Areguá, que permite recibir las primeras emisiones vía satélite.
Posteriormente, el canal fue instalando dos repetidoras en el interior de país: Canal 7 en Encarnación, Itapúa, y Canal 8 en Presidente Franco, Alto Paraná, que emitían  la señal de Asunción, aunque en algunos momentos producían programas locales propios.

La apropiación de un terreno público

"En 1973, previo visto bueno de Gustavo Stroessner, Morínigo Delgado se apropió de alrededor de 130 metros cuadrados del predio del parque Carlos Antonio López, en el barrio Sajonia, para asentar la nueva sede de Canal 9", sostiene Arístides Ortiz.
El investigador apunta que el empresario pionero de la televisión paraguaya "no necesitó pedir permiso a las autoridades municipales, ni firmar papeles de compraventa, ni registrar el título de la propiedad ante escribanía. Sencillamente, empezó a construir la sede del canal, que es el lugar donde funciona hasta hoy".
Durante todo este tiempo de funcionamiento, según Ortiz, el canal recibía periódicamente las visitas de Gustavo Stroessner y del secretario de la presidencia, Mario Abdo Benítez.
"Los primeros trabajadores del canal recuerdan las recorridas de don Mario Abdo por las instalaciones del medio, sus precisas instrucciones periodísticas, y sus órdenes políticas, igual que las de Gustavo. Cuentan que una vez don Mario instruyó personalmente a uno de los presentadores para que dé el tono y el ritmo apropiados a las lecturas informativas diarias", destaca Ortiz.

La imagen que enmascaraba la realidad

Durante gran parte de las primeras décadas de la televisión paraguaya, el férreo control sobre su contenido, establecido por la dictadura stronista, no permitió ninguna apertura de voces críticas, como sí existían y se iban  instalando paulatinamente en algunas radioemisoras y, principalmente, en los más importantes órganos de prensa escrita.
"Desde aquel año de inauguración hasta 1989 pasaron 24 años en los que el Canal 9 se mantuvo sirviendo al Gobierno dictatorial y a sus dueños económicos, que obtenían réditos importantes. Años durante los cuales construyó los inicios de la historia televisiva y audiovisual de este país, ocultó los crímenes de la dictadura y atacó a sus opositores", apunta Arístides Ortiz.
El 11 de febrero de 1981, la historia de la televisión paraguaya tuvo otro momento importante, cuando el empresario Nicolás Bo Parodi inauguró Teledifusora Paraguaya S.A, Canal 13, el segundo canal de aire instalado en el país.
Nicolás Bo era considerado un cercano e incluso socio comercial de la familia Stroessner y el nuevo canal también mantuvo una línea editorial muy oficialista, como medio propagandístico afín al régimen.
"Un punto importante y que merece un estudio separado es el siguiente: la empresa TV Canal 9, Cerro Corá, fue líder indiscutible de audiencia hasta la caída de la dictadura en febrero de 1989. La segunda empresa de televisión surge en Paraguay, en 1981, de manos del empresario Nicolás Bo, también perteneciente al entorno de Stroessner. Sin embargo, esta empresa, Teledifusoras Paraguayas, no consiguió destronar a la primera, Canal 9, del sitial de preferencia con la audiencia", destaca Aníbal Orué Pozo.

Golpe de Estado, también en la televisión

Tras el derrocamiento de la dictadura stronista con el golpe militar encabezado por el general Andrés Rodríguez, el 3 de febrero de 1989, el panorama de la televisión paraguaya cambió radicalmente.
En la propiedad y conducción de la televisora pionera del barrio Sajonia, Canal 9 TV Cerro Corá, también hubo un golpe de Estado.
Así lo relata Arístides Ortiz: "Dicen que dos o tres días después de la caída de Stroessner, apareció en las oficinas del canal Alcides Riveros, entonces próspero empresario importador y actual propietario de Radio 1 de Marzo, quien fungió por unos cuantos meses como administrador".
"Luego aterrizaron al medio con todas las pompas Mirtha y Gustavo Saba, hija y yerno respectivamente del nuevo presidente, Andrés Rodríguez. El antiguo dueño (Morínigo Delgado) seguía yendo al canal, pero cada vez en forma más esporádica. Hasta que dejó de ir. Nadie sabe qué paso con su condición de accionista mayoritario del canal. Simplemente desapareció. En 1991, para sacarse de encima el polvo levantado por los demás medios de comunicación, Mirtha y Gustavo Saba declararon públicamente que ellos habían comprado la mayoría de las acciones que pertenecían a Morínigo Delgado, que todo era legal", destaca.
Unos 7 años después de aquel desembarco de los nuevos dueños, los vientos políticos dejaron de favorecerlos.
"Durante las  internas coloradas para la elección del candidato presidencial de la ANR realizadas en 1998, los Saba apostaron fuerte por la candidatura de Luis María Argaña. La victoria de Lino Oviedo les dejó en una difícil situación y más aun cuando Oviedo, mediante terceros, les avisó que debían ir despidiéndose del canal cuya propiedad obtuvieron sin mucho esfuerzo. Sabiendo que Oviedo hablaba en serio, para 1999 vendían el canal al actual propietario, el mexicano Ángel El Fantasma González", relata Ortiz.
La misma historia la cuenta de este modo Aníbal Orué Pozo:  "En 1989, sectores estrechamente ligados al golpe que derrocó a Stroessner se 'apropian' del Canal 9 TV Cerro Corá, transformándolo en Sistema Nacional de Televisión, SNT. Pocos años más tarde, y ante la imposibilidad de continuar sustentando económicamente a la empresa  -también algunos apoyos políticos lo abandonan- este canal es nuevamente vendido, ahora al empresario mexicano-norteamericano, Ángel González, dueño de una red de emisoras de radio y televisión en América Latina".

Otros canales, nuevos desafíos

Con el inicio de la transición democrática, surgieron nuevos canales de televisión de transmisión por aire.
El 11 de noviembre de 1997, el Grupo Vierci inauguró el Canal 4, Telefuturo, que paulatinamente fue ganando una posición de liderazgo, a través de su alianza con otros canales internacionales, como la mexicana Televisa.
El 1 de julio de 2002 nacía Canal 2, Tevedos, inicialmente relacionada con la Cámara Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosa (Capeco) y teniendo como principal accionista al empresario José Luis Manzoni Wasmosy, primo de quien fue presidente de la República, Juan Carlos Wasmosy, y a cuyo Gobierno sirvió en su momento como sostén propagandístico.
Luego, con varias dificultades económicas, debió cerrar por un tiempo sus emisiones, para regresar con el nombre de Red Guaraní, en 2002, esta vez liderado por el empresario y político Danny Espínola Durand, que le dio un fuerte impulso a la producción de programas nacionales, aunque la propiedad se mantenía en manos de Manzoni Wasmosy.
En 2003, el Canal 2 tuvo un nuevo giro, cuando los propietarios aceptaron la propuesta de que sea administrado por un grupo religioso, la Iglesia Evangélica Menonita, que le dio un cariz de "canal de la familia", con noticias principalmente positivas y realizaciones que no contuvieran violencia ni sensacionalismo.
En 2014, los propietarios del Canal 2 rescindieron el contrato con la Iglesia Menonita y establecieron una nueva administración, con participación del Grupo Vierci (propietaria de Telefuturo y La Tele).
En el 2005 se sumó el Canal 5, Paravisión, actualmente propiedad de la misma empresa que maneja Canal 9 SNT, como las dos antiguas repetidoras, los canales 7 y 8, que se convirtieron en canales nacionales de aire (Paraná TV y Sur) del interior del país, a través de una polémica medida otorgada en 2013 por el Gobierno de Federico Franco, al modificar una legislación de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL). En la misma época, un canal de cable de Encarnación, MásTV, se convirtió en canal regional de aire.
En setiembre de 2008 empezó a operar Canal 11 La Tele, segundo canal de aire del grupo Vierci.
En mayo de 2011, durante el gobierno de Fernando Lugo, empezó a operar el primer canal estatal paraguayo, en principio denominado TV Pública y actualmente Paraguay TV. Es el primero en emitir una señal de alta frecuencia (calidad HD) en formato digital, además de su señal análoga, pero ha sufrido muchos embates políticos con los sucesivos cambios de Gobierno, lo cual limita su crecimiento y audiencia.

Este 29 de setiembre, la televisión paraguaya cumple 50 años de historia, con luces y sombras, con cuestionamientos y valoraciones positivas, con un rico historial de imágenes y coberturas de este medio siglo de la historia nacional, enfrentado al desafío de seguir cambiando y desarrollándose ante los desafíos de una nueva época de imagen digital y transmisiones on line, que exigen no solamente perfeccionar el acceso a la tecnología, sino, principalmente, responder a los desafíos de una nueva audiencia. Esta audiencia depende cada vez menos de los contenidos de sus programadores, y decide libremente qué programas o emisiones ver, en qué horarios y, si no le gustan, simplemente, establece sus propios contenidos alternativos a través de las redes sociales o de las nuevas ofertas en internet.

jueves, 24 de septiembre de 2015

El Septiembre Estudiantil: Así se inició la investigación sobre Froilán


La serie de reportajes “Festín de rubros docentes en la UNA”, que empezó a publicarse en Última Hora el 8 de septiembre, reveló un amplio esquema de presunta corrupción, dirigido por el rector Froilán Peralta. Nadie esperó que la investigación periodística iba a despertar una gran movilización estudiantil.

#CrónicasDeLaMemoria 


Por Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

Todavía no se apagaban los fuegos de la histórica investigación periodística que había provocado el juicio político, la renuncia y el procesamiento del contralor Óscar Velázquez y de la subcontralora Nancy Torreblanca, cuando la incansable reportera Rossana Escobar, con apoyo de otros colegas del equipo de investigación de Última Hora, ya tenía lista una nueva serie de reportajes, esta vez sobre un esquema de presunta corrupción montado por el rector de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), Froilán Enrique Peralta.
Como es procedimiento habitual -y lo establece el código de ética de ÚH-, antes de la publicación Rossana buscó a Peralta y a las personas de su entorno afectadas por la investigación, para comunicarles lo que iba a publicar y pedirles sus respectivas versiones al respecto.
Al parecer, en un aparente intento por desactivar la publicación, el rector dispuso que una de las principales involucradas, su secretaria Tatiana Cogliolo, una joven maestra parvularia que cobraba como profesora en la Facultad de Veterinaria, facturando 12,6 millones de guaraníes mensuales, siendo además pariente político del rector, renuncie a su cargo.

Probablemente pensaba que al desvincularla del cargo la investigación periodística iba a perder sustento y quizás ni llegaría a publicarse, pero los periodistas sabían que el caso Tatiana era solamente la punta del ovillo de una serie de irregularidades.


 LA PRIMERA CHISPA

El martes 8 de septiembre, con un título a cuatro columnas al pie de la portada, “Renuncia secretaria del rector de la UNA ante investigación de ÚH”, el diario inició la publicación de la serie, que ocupaba toda la página 25, en la sección País, con el acápite “Festín de rubros docentes en la UNA”.
Si, era una acusación grave, pero afortunadamente la principal denunciada ya había renunciado antes de que empiecen la publicaciones. “¡Fiuuu…!”, habrán respirado aliviados.
Sin embargo, en la edición del día siguiente, miércoles 9 de septiembre, el maldito diario volvía otra vez al ataque.
Esta vez publicaba dos páginas (22 y 23), agregando varios otros casos: “Familiares de secretaria del rector cobran como profesoras fantasmas”.
El reporte revelaba que Froilán, además de haber nombrado a su secretaria Tatiana como profesora de Veterinaria, también había dado rubros de docente a la mamá y una prima de esta, sin que las mismas tengan títulos universitarios.
El jueves 10 hubo otras revelaciones: “Rector nombró hasta a la hermanita colegiala de su secretaria en la UNA”.
Y además se publicó un reporte que causó mucha indignación: los representantes estudiantiles ante el Consejo Directivo de la UNA, Rodolfo Antonio Brassel y José Enrique Osorio, tras ser requeridos por los periodistas de ÚH, decidieron llamarse a silencio. Ambos también habían sido denunciados por cobrar mensualmente millonarios rubros como docentes.
Desde entonces, día tras día, el diario fue dando a conocer más y más revelaciones sobre el nivel de podredumbre en el Rectorado de la UNA, sin que en principio se produzcan muchas reacciones, ni de las instituciones encargadas de investigar y actuar, ni tampoco de docentes y alumnos.
Hasta que, casi una semana después, el lunes 14 de setiembre, a pocos días de una anunciada marcha nacional de estudiantes secundarios en reclamo de una mejor educación, la Fiscalía dispuso iniciar una investigación en el rectorado de la UNA, en base a las publicaciones de ÚH.
Ese mismo día, también la Contraloría anunció que empezaba una auditoría en el Rectorado, acerca de las mismas denuncias.


La primera chispa

El martes 8 de septiembre, con un título a cuatro columnas al pie de la portada, "Renuncia secretaria del rector de la UNA ante investigación de ÚH", el diario inició la publicación de la serie, que ocupaba toda la página 25, en la sección País, con el acápite "Festín de rubros docentes en la UNA".
En la edición del día siguiente, miércoles 9 de septiembre, incluyó dos páginas con más revelaciones: "Familiares de secretaria del rector cobran como profesoras fantasmas".
El reporte relataba que Froilán, además de haber nombrado a su secretaria Tatiana como profesora de Veterinaria, también había dado rubros de docente a la mamá y una prima de esta, sin que las mismas tengan títulos universitarios.
El jueves 10 hubo más datos: "Rector nombró hasta a la hermanita colegiala de su secretaria en la UNA".
Además se publicó un reporte que causó mucha indignación: los representantes estudiantiles ante el Consejo Directivo de la UNA, Rodolfo Antonio Brassel y José Enrique Osorio, tras ser requeridos por los periodistas de ÚH decidieron llamarse a silencio. Ambos también habían sido denunciados por cobrar mensualmente millonarios rubros como docentes.
Desde entonces, día tras día, el diario fue dando a conocer más y más detalles sobre el nivel de podredumbre en el Rectorado de la UNA, sin que en principio se produzcan muchas reacciones, ni de las instituciones encargadas de investigar y actuar, ni tampoco de docentes y alumnos.
La intervención de la Coordinadora de Abogados del Paraguay, que presentó una denuncia penal en base a las revelaciones de Última Hora, fue fundamental para que intervenga la Justicia.
Casi una semana después de la primera publicación, el lunes 14 de setiembre, a pocos días de una anunciada marcha nacional de estudiantes secundarios en reclamo de una mejor educación, la Fiscalía dispuso iniciar una investigación en el rectorado de la UNA, en base a las publicaciones de ÚH.
Ese mismo día, también la Contraloría anunció que empezaba una auditoría en el Rectorado, acerca de las mismas denuncias.

Publicaciones ÚH


La primavera de los secundarios

El viernes 18, la realización de la Marcha Nacional de Colegios Públicos y Privados (MNCPP) sorprendió gratamente por su alta participación y su muy buena organización.
Cerca de 10.000 estudiantes, en su mayoría aún niños, niñas y adolescentes, partieron desde la plaza Italia de Asunción, hicieron una sentata simbólica frente a la sede del Ministerio de Educación, rechazaron las flores que les ofreció la ministra Marta Lafuente, pero obtuvieron el compromiso de una mesa de negociaciones, y siguieron caminando con sus banderas, carteles, gritos y cánticos, hasta la plaza de Armas, frente al Congreso Nacional, donde celebraron anticipadamente el inicio de la primavera y Día de la Juventud, reiterando su decisión de seguir movilizados en la lucha por una verdadera reforma educativa.
Aunque la fiesta era de los secundarios, el tema de la revuelta en la UNA ya ocupó un fuerte foco de atención en la marcha. Los universitarios se congregaron en la plaza de la Democracia y marcharon desde allí hasta la plaza de Armas, para unirse con los secundarios. "¡Fuera Froilán!", "No más seccionales en las facultades", eran las principales consignas.
Los estudiantes de la facultad de Veterinaria UNA (donde Froilán había sido decano y lo seguía controlando como un feudo propio) denunciaron que varios docentes intentaron impedir que participen de la marcha, al resolver tomarles exámenes repentinamente y exigirles presencia en las aulas, a la misma hora de la movilización.
Tras la marcha, los universitarios se congregaron frente al edificio del Rectorado, en el Campus de San Lorenzo, en la tarde de ese jueves, en una larga asamblea con micrófono abierto que se prolongó hasta horas de la noche.

Ya estaba decidido, aunque aún eran pocos, iban a comenzar una vigilia en ese lugar desde el lunes 21, esperando la reunión del Consejo Superior Universitario que debía realizarse el martes 22 para analizar el caso Froilán.



La desaparición de Froilán

El domingo 20, el tema estalló en los programas periodísticos de televisión. Froilán Peralta eligió a qué programa ir, aunque varios lo habían convocado, y asistió al programa Cara o Cruz, conducido por Enrique Vargas Peña y Jorge Torres Romero en Unicanal, pero una gran cantidad de estudiantes universitarios se congregó frente al local del medio con intenciones de "escracharlo".
Durante la entrevista en estudios, Froilán anunció que no pensaba renunciar, pero que iba a pedir permiso hasta que termine la investigación del Ministerio Público y la Contraloría.
El programa periodístico AAM (Algo Anda Mal), que conduce Santiago González y un equipo de periodistas en Canal 13, puso un móvil en vivo en la calle, frente a Unicanal, y pudo registrar el momento en que el rector fue sacado del interior del edificio por una patrullera policial, avanzando a contramano, en medio del abucheo de los manifestantes.
Esa fue la última vez que el rector de la UNA fue visto en público. El lunes 21, a la mañana, se instaló la asamblea permanente de los estudiantes frente al local del Rectorado, que en la práctica fue una toma simbólica por parte de los alumnos de su propia universidad. El número fue creciendo a medida que pasaban las horas y para la noche ya eran miles. Se iniciaba una jornada de vigilia memorable en vísperas de una apresurada reunión del Consejo Superior Universitario, convocada por el mismo Froilán para la mañana del martes, a fin de tratar su pedido de permiso al cargo. La consigna de los estudiantes pendía como una espada de Damocles sobre la anunciada reunión: No al permiso, renuncia inmediata.

Rehenes por un día

El martes 22, el Campus de la UNA amaneció totalmente ocupado por los estudiantes, que seguían llegando como una marea humana incontenible.
Los miembros del Consejo Superior Universitario -12 decanos de Facultades, 12 representantes docentes, 4 representantes de graduados no docentes y 8 representantes estudiantiles- se reunieron en medio de un clima de gran tensión, a puertas cerradas.
El rector Froilán Peralta no asistió, solo hizo llegar su carta con su pedido de permiso. Los integrantes del Consejo decidieron aceptar el permiso, por 36 votos a favor y uno en contra (de Ricardo Meyer, decano de Arquitectura), lo cual encendió aún más la indignación de los estudiantes, que permanecían afuera y exigían la renuncia inmediata del rector.
En una segunda sesión, los miembros del Consejo firmaron una resolución exigiendo a Froilán que renuncie al cargo y convocaron a una Asamblea Universitaria para el martes 29 de setiembre, en la cual analizarían la situación.
Lo resuelto encrespó aún más los ánimos de los estudiantes, que decidieron bloquear todos los accesos al Rectorado y no permitir la salida de los miembros del Consejo, quienes quedaron como rehenes de los manifestantes durante cerca de 17 horas y recién pudieron retirarse en horas de la noche, con la mediación de un grupo de agentes de la Fiscalía.

La noche de las "come-documentos"

Un hecho que precipitó la resolución del conflicto fue lo ocurrido en la noche del jueves 24, cuando los estudiantes sorprendieron a la jefa del departamento de Talento Humano del Rectorado, María del Carmen Martínez, y a las funcionarias Leticia Isabel Deggeller Martínez y Luz Aquino, dentro del edificio del Rectorado, aparentemente destruyendo documentos y borrando archivos comprometedores.
La acción de los estudiantes, que rodearon a una patrullera de la empresa de seguridad que presta servicios, permitió evitar que una de ellas se escape con algunos papeles y las otras dos intentaron ocultarse bajo escritorios y toallas, pero fueron fotografiadas y filmadas por los estudiantes.
El conflicto fue transmitido en vivo por canales de televisión durante largas horas, mientras los estudiantes exigían que representantes de la Fiscalía se hagan presentes para intervenir en el hecho, pero la respuesta se dilató inexplicablemente por más de cuatro horas, instalando una sensación de complicidad de parte del Ministerio Público.
Un dato pintoresco es que las mujeres fueron acusadas por los estudiantes de haberse tragado varios papeles, con el propósito de destruir evidencias, lo cual les ganó el mote de "come-documentos".
Finalmente, las tres mujeres fueron detenidas y en su poder se encontraron algunos documentos que comprometían aún más al rector y a las personas de su entorno, incluyendo a dos de las mujeres involucradas, que resultaron ser parientes del mismo.
El escándalo que produjo el incidente y la indignación que causó en la opinión pública fue un factor decisivo para que el Ministerio Público anuncie al mediodía la imputación de Froilán Peralta por inducción a un hecho punible.
Poco después de las 15.00, uno de los hermanos de Froilán anunció que el rector de la UNA renunciaba a su cargo y se presentaba en la Fiscalía de Delitos Económicos para ponerse a disposición de la Justicia.

Periodismo y sociedad

Hasta los más agudos analistas de la realidad social y política sostienen que la dimensión que adquirió la protesta juvenil es "inesperada e inédita", como lo califica el investigador Alfredo Boccia Paz.
Las cada vez mayores adhesiones de estudiantes de otras universidades, como los de la Universidad Católica, la Universidad Autónoma de Asunción, la Universidad Americana y varias del interior del país, además de sectores sociales, empresariales y grupos de artistas, han colocado a la revuelta estudiantil en el foco central de la vida del país, logrando que gran parte de la población esté pendiente de su desarrollo.
La prolongada ausencia o desaparición mediática del rector -con permiso- de la UNA ha merecido burlas y críticas en las redes sociales en Internet, inspirando múltiples memes o caricaturas que se preguntan: "¿Dónde está Froilán?", sugiriendo las más disparatadas probabilidades.
Pero al mismo tiempo en que los acontecimientos marcan un "despertar estudiantil" y abren el debate sobre la corrupción y el control político autoritario que hasta ahora ha imperado en la universidad, planteando la necesidad de una reforma profunda del sistema educativo, por otra parte, lo ocurrido revaloriza la importancia del periodismo investigativo como herramienta para desnudar la corrupción y las injusticias, ejerciendo un rol de contralor del poder y favoreciendo la transparencia en favor de la institucionalidad democrática.
Así como la serie de reportajes sobre los presuntos hechos de corrupción que afectaron al contralor Óscar Velázquez y la subcontralora Nancy Torreblanca lograron que por primera vez un trabajo de investigación periodística desencadene un juicio político, la renuncia al cargo y el procesamiento de dos altos funcionarios estatales -con una importante movilización de sectores de la ciudadanía en las calles y en las redes sociales-, esta actual serie sobre las andanzas del rector de la UNA es la primera que motiva toda una histórica movilización estudiantil, de amplia repercusión nacional.

También es un hecho muy destacable que un tema investigado por periodistas de un diario muy rápidamente haya sido asumido por los colegas periodistas de otros medios y se imponga como un tema de interés nacional.


Historia de las luchas estudiantiles en el Paraguay


 En 1969 se dio la mayor movilización de secundarios y universitarios ante la visita de Rockefeller. Una fuerte represión mató aquella eclosión, que intentó repetirse con el MI en los 70, la FEUP en los 80 y el MOBE en los 90. Esta es la historia que antecede al "estudiantazo" del 2015.

#CrónicasDeLaMemoria

Por Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

El 19 de junio de 1969, el gobernador del estado de Nueva York, Estados Unidos, el multimillonario Nelson Rockefeller, visitaba oficialmente el Paraguay, en representación del presidente norteamericano Richard Nixon, para estrechar lazos con el gobierno del general Alfredo Stroessner, quien llevaba 15 años en el poder.
La presencia del magnate se vio empañada por una serie de barricadas que se alzaron súbitamente en las calles de Asunción, en los trayectos por donde la comitiva debía transitar.
El mismo día de su llegada, un numeroso grupo de estudiantes del Colegio Nacional de la Capital (CNC), con la adhesión de alumnos de otros colegios secundarios, cerraron completamente la avenida Eusebio Ayala, frente a la sede del centro educativo.
"Se rompieron los vidrios de parabrisas de algunos ómnibus que trataron de pasar forzando el bloqueo. Hubo una fuerte represión policial, y a partir de ese entonces, que era entre la tarde y la noche del 19 de junio de 1969, se organizaron decenas de manifestaciones con fuertes represiones", recuerda el periodista e historiador Roberto Paredes, quien era alumno del CNC y fue protagonista del levantamiento.
Los colegios San José y Cristo Rey, al igual que las facultades de Ingeniería y Medicina de la UNA, fueron también los ejes de la fuerte lucha social, en que secundarios y universitarios fueron por igual protagonistas.

Aquel trágico octubre

No era la primera vez que el movimiento estudiantil ganaba protagonismo en las luchas sociales y políticas, en la historia paraguaya.
Ya lo había hecho en los años previos a la Guerra del Chaco, cuando alumnos de varios colegios se movilizaron durante el gobierno del liberal José P. Guggiari, para exigir la defensa de la soberanía, ante las amenazas de invasión territorial por parte de Bolivia.
El 23 de octubre de 1931, centenares de estudiantes del Colegio Nacional de la Capital, de la Escuela Normal y de la Facultad de Medicina, marcharon por las calles de la ciudad hasta el Palacio de Gobierno, donde exigieron hablar con el presidente.
La respuesta fue el ametrallamiento contra los manifestantes por parte de la guardia presidencial, dejando un saldo de 11 muertos y 29 heridos. Una tragedia que derivó en el juicio político al presidente Guggiari, del cual resultó absuelto, pero que finalmente desembocó en la guerra contra Bolivia (1932-1935).

Los jóvenes, entre los pocos que se opusieron

Cuando el general Alfredo Stroessner llegó al poder el 4 de mayo de 1954, con un golpe militar contra el presidente Federico Chávez, casi no encontró oposición política, debido a la anarquía e inestabilidad que reinaba en el país, con varios dirigentes históricos en el exilio.
Entre los pocos grupos disidentes, principalmente jóvenes febreristas y comunistas, había dirigentes estudiantiles, quienes el 10 de mayo de 1954 realizaron un primer mitin de protesta contra el golpe, en la céntrica plaza frente al cine Victoria, en Asunción.
Entre el 10 y el 30 de abril de 1956, estudiantes universitarios protagonizaron grandes manifestaciones callejeras contra el régimen, por haber implementado el Estado de Sitio y cometer varios hechos represivos contra dirigentes sociales y políticos.
Las movilizaciones le costaron el cargo al entonces ministro del interior, Tomás Romero Pereira, por no haberlas reprimido. En su lugar fue nombrado el jefe de policía, Edgar L. Insfrán, quien inició una verdadera cacería de brujas contra los dirigentes estudiantiles, secundados por su nuevo jefe de policía, el coronel Ramón Duarte Vera.
En agosto de 1958, los estudiantes apoyaron la gran huelga general obrera que conmocionó al país.
El 28 de mayo de 1959, la policía montada atropelló otra manifestación estudiantil que protestaba contra la suba del pasaje en el transporte público, oportunidad en que fue agredido el legislador Miguel Ángel González Casabianca, en las inmediaciones de la Plaza Italia, en Asunción. Éste episodio derivó en la clausura del Congreso Nacional, por parte del régimen stronista, y en el exilio de varios dirigentes y parlamentarios colorados.
Pero el gran protagonismo de los jóvenes estudiantes ocurrió en junio de 1959, durante la visita de Rockefeller, cuando los secundarios y universitarios tomaron las calles, paralizaron actividades y se enfrentaron abiertamente con la policía. La dictadura los tomó como el principal blanco de la represión y se dispuso a acabar con la rebeldía juvenil.

El recordado Movimiento Independiente (MI)

A partir de entonces se inició un proceso de "coloradización" de los centros estudiantiles universitarios, en muchos casos a través de actos de fuerza, tomando por asalto las asambleas y anulando a los opositores.
Pero un sector de los estudiantes se negó a ser sometido, y entre 1966 hasta 1977 formaron el Movimiento Independiente (MI), movilizándose principalmente en defensa de la soberanía, acerca de las diferencias que se mantenían con Brasil en cuestiones energéticas y de límites, en el proceso de negociaciones que luego desembocaría en la construcción de la represa de Itaipú.
El MI mantenía un semanario llamado Frente, que cuestionó duramente las condiciones en que el régimen paraguayo firmó el Tratado de Itaipú, hasta que sufrió una fuerte represión en 1977.
Uno de los momentos memorables fue cuando el MI logró organizar un debate televisado entre el líder opositor liberal Domingo Laino y el entonces director de la Administración Nacional de la Electricidad (ANDE) y hombre fuerte del stronimo en cuestiones energéticas, el ingeniero Enzo Debernardi.
"Derecho y Economía de la UNA encabezaban las tropas coloradas que amenazaban y asaltaban las asambleas estudiantiles. Los centros independientes se defendían a muerte, con una valentía admirable en aquellos tiempos. En la UNA, Medicina e Ingeniería eran los bastiones de la oposición. En la UC, Filosofía, Contables y Derecho no se dejaban comprar ni amedrentar por las pandillas de pyrague y funcionarios públicos alcoholizados que atracaban los recintos universitarios", recuerda el periodista y catedrático Ilde Silvero.
Basilio y Pon Bogado Gondra, Jorge y Ricardo Canese, José Carlos y Guido Rodríguez, Javier y Pepe Arnella, Jorge Lara Castro, Pepito Morínigo, José Guggiari, José Luis Simón, Oscar Rodríguez C., Emilio Pérez Chávez, Line Bareiro, Antonio Pecci, Coco Arce, Julio César Barreto, Adolfo Ferreiro, Mario Torres, José Bellasai, Luis Antonelli, María Celia Frutos, Jorge Heisecke, Melquíades Alonso, Luis Sánchez, Alfredo Carrillo, entre otros, fueron dirigentes del MI.
"En julio de 1977, la Policía apresó a la mayoría de los dirigentes del MI, los metió en el tenebroso Departamento de Investigaciones y tras terribles sesiones de torturas, unos pocos fueron liberados, otros enviados como presos políticos a Emboscada y otros lanzados inmisericordemente al exilio. La brutal represión fue el certificado de defunción del MI", narra Silvero.

La universidad tomada por la dictadura

El control de las universidades y centros estudiantiles por parte del régimen se hizo mucho más fuerte.
"Los colorados conquistaron no solo centros de alumnos de diversas facultades de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) o la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción (UCA), sino que también lograron controlar la Federación Universitaria del Paraguay (FUP), subordinándola directamente a directivas emanadas del partido oficialista y, más específicamente, a las directivas de lo que más tarde se constituyó como la corriente militante del partido colorado", destacan los investigadores José Carlos Rodríguez y Benjamín Arditti, en su libro La sociedad a pesar del Estado.
El accionar oficialista resultó efectivo, según los autores, ya que si bien existieron organizaciones estudiantiles luego de la represión a la última gran movilización universitaria de 1969, sobrevino un periodo de casi dos décadas de repliegue del activismo universitario.
Las  movilizaciones opositoras políticas de los liberales del PLRA y de los demás partidos del Acuerdo Nacional, en la década del 80, junto a las movilizaciones sociales de Médicos y Estudiantes del Hospital de Clínicas, así como el renovado dinamismo en organizaciones obreras y campesinas, influyó positivamente en la recuperación del movimiento estudiantil independiente.
Facultades como Medicina UNA, Ingeniería UNA, Filosofía UCA, Arquitectura UNA, Ciencias Contables UCA, mantuvieron frentes y movimientos contestatarios que fueron ganando espacios, hasta ganar electoralmente los centros de estudiantes a los colorados stronistas, y fueron uniendo fuerzas.
Uno de los primeros logros importantes fue la formación del Movimiento 24 de Abril, que se creó el 25 de abril de 1986, en Asunción, en plena efervescencia de las movilizaciones de Clínicas, sellando la unión de varios centros y  movimientos independientes de la UNA y la UCA.

FEUP: La reconquista de la universidad

Aquello fue el primer paso para la creación de la Federación de Estudiantes Universitarios del Paraguay (FEUP), la mayor y más importante central estudiantil formada en el país, que  se lanzó oficialmente el 24 de abril de 1987, en un gran acto que reunió a más de 5.000 personas, en los patios del ex Seminario Metropolitano.
La fecha fue elegida por su gran simbolismo, ya que recordaba la mayor movilización en torno a la lucha del Hospital de Clínicas, el 24 de abril de 1986, y que concentró la gran participación de los estudiantes.
La capacidad de convocatoria en el acto de lanzamiento de la FEUP fue considerada mayor a todos los actos que había realizado hasta el momento cualquier organización social o política opositora, durante la lucha contra el stronismo.
Entre las reivindicaciones de la FEUP, se mencionaba la defensa de la autonomía gremial, tanto en relación al gobierno y al Partido Colorado, como asimismo en relación a los partidos opositores y a la Iglesia; la lucha por una participación efectiva en los procesos de decisión al interior de la Universidad; la promoción de la libertad ideológica en la educación, para así lograr una real democratización de la Universidad y la sociedad; y por último, el respeto a la autonomía universitaria y la no injerencia de los partidos o de la Iglesia en la conformación de las propuestas estudiantiles.

Tras la dictadura, nuevos desafíos

Con la caída del régimen stronista, tras el golpe militar del 2 y 3 de febrero de 1989, la FEUP perdió su fuerza y el movimiento universitario se fragmentó.
Algunas nuevas formas de organización surgieron con la creación del Centro de Estudiantes Universitarios del Interior Residentes en Asunción (CEUNIRA), que empezó a articularse ya en 1988, aun durante el stronismo, como la Coordinadora de Estudiantes del Interior, y que en abril del 89 se convierte en Centro.
Esta organización fue protagonista de importantes luchas en los años 90, por un lado logran la obtención de becas y sitios de residencias para estudiantes universitarios llegados del interior a la capital, como en su paulatina inserción en esferas de la conducción de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), buscando lograr prácticas más democráticas en las facultades.
Marcos Ibáñez, uno de los dirigentes fundadores del Ceunira, recuerda que participaron de varias marchas e incluso de tomas del Rectorado, denunciando las mismas irregularidades que se denuncian actualmente.
"En la era Berganza - Peralta me abrieron un sumario que tiene 200 páginas y me sacaron de la carrera de Derecho, luego de haberme recibido de periodista, por denunciarles por desvío de fondos del presupuesto de la UNA. Fue luego de una de las tomas del Rectorado de la UNA", recuerda Ibáñez.

Los secundarios, una lucha constante

Aunque desde su rol protagónico en 1969 no habían vuelto a salir a las calles en gran número, sin embargo el movimiento de estudiantes secundarios se reorganizó tras la caída de la dictadura, en torno a una de sus principales reivindicaciones: la obtención del boleto estudiantil.
En octubre de 1999, respondiendo a una iniciativa de la organización no gubernamental Decidamos, representantes de un total de 12 colegios secundarios se reunieron en la sede de la universidad privada Columbia, en Asunción, donde dieron nacimiento al Movimiento por la Obtención del Boleto Estudiantil (MOBE).
Fue el inicio de una larga lucha que se extendió con marchas y movilizaciones por la capital y varias ciudades del interior del país, con arduas negociaciones con autoridades del Ministerio de Educación, de Municipalidades y de empresas transportistas, y que daría sus primeros resultados en la primavera del 2000, cuando muchos estudiantes pagaban por primera vez un medio pasaje en las línea de transporte público, para llegar hasta sus colegios.
"Desde el año 2000 el boleto estudiantil se aplica 'plena e irrestrictamente', al menos tiene una ley sancionada y promulgada, pero recibe la violencia permanente de los actores involucrados para que esa aplicación sea plena: Los empresarios que se desentienden de la aplicación de la ley del boleto estudiantil y las autoridades del ente regulador del transporte que no sancionan a las empresas que infringen dicha ley", destaca el articulista Orlando Aguirre en un ensayo sobre el boleto estudiantil.
"Esos pilares que constituyeron el Movimiento por la Obtención del Boleto Estudiantil (MOBE) y que luego pasó a convertirse en Federación Nacional de Estudiantes Secundarios (FENAES) se constituyeron en una suerte de 'marca registrada' en cada dirigente que pudo ver ese proceso bien de cerca, pero por otra parte, por causas diversas, no se ha podido consolidar en el tiempo. Quizás el proceso más lógico hubiera sido llegar a una Federación de Estudiantes Universitarios con los sucesivos recambios generacionales, pero eso no fue de tal manera", destaca Aguirre.
La FENAES sigue activando, aunque ya no con la fuerza suficiente que tuvo en su momento, pero tuvo una importante presencia en la histórica Marcha Nacional de los Colegios Públicos y Privados (MNCPP) del pasado 18 de setiembre, que esta vez fue convocada por una nueva organización en construcción.

Los universitarios, retomando fuerza

Aunque ya no tenían la fuerza aglutinadora que en su momento tuvo la FEUP, en los 80, los movimientos universitarios siguieron activando desde distintos focos de resistencia en las facultades, durante la década del 90 y la del 2000.
Un momento de gran inflexión ocurrió luego de la histórica gesta ciudadana del Marzo Paraguayo (marzo de 1999), que encendió la rebeldía juvenil en diversas movilizaciones de tomas de facultades, buscando implementar una universidad más democrática.
El periodista e historiador Antonio Pecci recuerda que "en el 2005 se dio una fuerte movilización, cuando más de mil estudiantes de diversas facultades rodearon la sede del Rectorado para oponerse a la reforma del estatuto de la UNA, presidida por el profesor Pedro Gonzalez (entonces rector)".
Una de las propuestas de reforma prácticamente consensuada entre los consejeros consistía en incorporar la figura de la reelección indefinida del Rector,  "un vestigio de la dictadura", según Pecci.
En una situación muy similar a la que se vivió en estos días, los estudiantes se opusieron a que los miembros del Consejo Superior Universitario salieran de la sede, si no se comprometían a vetar dicho proyecto anti-democrático, relata el periodista.
"El rector Gonzalez pidió la intervención de la Fiscalía y en aquella oportunidad la fiscala designada, en vez de realizar una gestión de mediación para la solución de la crisis, ordenó el ingreso violento de la FOPE (Fuerzas antimotines de la Policía), cuyos integrantes dispararon a mansalva contra los estudiantes, muchos de los cuales resultaron con heridas de balines, golpes y contusiones", relata.
En esa oportunidad "se había atropellado la autonomía universitaria como en la época stronista, impunemente. A continuación la fiscala abrió un sumario contra los estudiantes que defendieron principios democráticos y no contra los retrógrados del Consejo Universitario, que transgredían principios constitucionales", memora Antonio Pecci.
La reacción de destacados activistas de derechos humanos, como Luis Alfonso Resck y Martin Almada ante la Fiscalía de San Lorenzo y la eficaz actuación como defensor del abogado Jorge Bogarin logró salvar a los líderes estudiantiles de ir a prisión, destaca el periodista, cuya propia hija, la estudiante María Paz Valenzuela, estuvo incluida entre los universitarios procesados.
"La Fiscalía pedía un año de cárcel como mínimo para los estudiantes, con la acusación de 'intento de secuestro'. El juez de la causa desestimó dicha acusación por exagerada, como lo demostró el abogado defensor, ya que no hubo acto de violencia física contra los consejeros, que ademas estaban protegidos por los guardias de la UNA", relata.
El rector Gonzalez y los jefes policiales que procedieron al atropello contra los estudiantes jamás fueron juzgados, a pesar de que el hecho fue de público conocimiento, según destaca Pecci.
Aquella vez, la lucha de los estudiantes no tuvo la gran repercusión en la sociedad y en los medios de comunicación, como si lo tiene la actual movilización, aunque las motivaciones eran las mismas.

¿Qué pasó entre entonces y ahora, para que más y más estudiantes se unan en una gran lucha y obtengan un eco impresionante de parte de la prensa y la sociedad?